Feliz día de la Educación Técnica
El 15 de noviembre de 1959, durante la presidencia del Dr. Arturo Frondizi, se sanciona por unanimidad, en ambas cámaras, la ley 15.240 que establece la creación del Consejo Nacional de Educación Técnica o CoNET. Se trataba de un organismo autárquico dependiente directamente del Ministerio de Educación, a cuyo cargo se puso la dirección, supervisión y organización de las Escuelas Técnicas de todo el país, dando inicio así a la época dorada de la Educación Técnica.
Las funciones ejecutivas de este Consejo eran ejercidas por un presidente nombrado por el Poder Ejecutivo Nacional y por ocho miembros, designados de la siguiente manera: tres vocales en representación de los docentes técnicos; un vocal nombrado por el Ministerio de Trabajo; uno en representación de las asociaciones sindicales de docentes; dos por las asociaciones empresariales; y uno de la central obrera o miembro de algún gremio ligado a las actividades técnicas. Se trataba de un esquema organizacional vanguardista que les daba participación a todos los actores relacionados con la formación técnica.
En aquellos años, el objetivo de las Escuelas Técnicas era la formación de recursos humanos en los niveles de ejecución y de mandos medios, en diferentes especialidades, de acuerdo a las necesidades de la industria. Este objetivo era concordante con el proyecto desarrollista que llevada adelante el gobierno nacional, con el que buscaba consolidar el desarrollo industrial, poniendo énfasis en la industria pesada y en el autoabastecimiento energético.
La creación del CoNET significo un paso trascendental en la calidad educativa, logrando la integración de todas las instituciones educativas de formación técnica bajo un modelo único e innovador. Se estableció un plan de estudios de seis años de duración, divididos en dos ciclos de tres años cada uno, donde la jornada escolar comprendía dos turnos: uno para la enseñanza de las materias teóricas básicas y específicas, y el otro destinado a la enseñanza eminentemente práctica en los talleres. También se comenzaron a crear nuevas escuelas técnicas, como el prestigioso Instituto IKA que comenzó a funcionar el 2 de mayo de 1962 en el predio industrial de Santa Isabel (Córdoba).
Son los años en los que las ENET (Escuela Nacional de Educación Técnica) dejarán su huella en miles de jóvenes argentinos. Se trataba de verdaderos semilleros dispersos por todo el país y adaptados a las necesidades de cada región de las que surgiría una generación de jóvenes empresarios, a los que el sueño de una Argentina potencia no les parecía descabellado.
¿Sería posible concebir a la pujante Rafaela si no hubiera existido desde hace más de 100 años nuestra escuela técnica? Basta con recorrer el Parque Industrial y preguntar quienes egresaron de la ENET.
Vendrían luego tiempos difíciles, pero será la Ley Federal de Educación, del año 1993, la que le dará el golpe de gracia al CoNET y toda su estructura, desarticulando completamente la educación técnica en todo el país.
En el año 2005 se sancionaría la Ley de Educación Técnico Profesional, junto a la ley de Financiamiento Educativo. Al año siguiente se sanciona la ley de Educación Nacional, derogando definitivamente a la nefasta Ley Federal de Educación.
Esta nueva legislación representó una mejora sustancial para la educación técnica, pero nunca pudo resolver sus problemas estructurales, provocados por la atomización del sistema educativo en diversos subsistemas dependientes de cada jurisdicción.
Los cambios tecnológicos del siglo XXI plantean un escenario mundial muy distinto al del siglo pasado. En la actualidad, el poder de un país no pasa por aspectos militares, económicos o territoriales, sino por el control de las nuevas tecnologías. Términos como “Inteligencia Artificial”, “Industria 4.0” e “Internet de las cosas” son cada vez más familiares y resultarán claves para el desarrollo de cualquier país.
Bajo esta perspectiva es necesario la revalorización de la educación técnica para transformarla en la punta de lanza que permita a nuestro país dejar de ser un mero consumidor de tecnología para convertirse en un país con capacidades técnicas y científicas que le permitan ser verdaderamente soberano. Para lograr esto es necesario que dejemos de pensar solo en soluciones coyunturales y planifiquemos a largo plazo, pensando a la educación técnica como una herramienta indispensable. Solo basta esperar que quienes nos dirigen entiendan esta realidad y estén a la altura de las circunstancias.
15 de Noviembre de 2020